viernes, 4 de diciembre de 2009
ANOMIA E INMORALIDAD CON FERNANDO LUGO
Dijo Kart Marx que nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. Puntualizaba que la libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos.
El obispo de Ciudad del Este, Mons. Rogelio Livieres Plano, habló de una deteriorada conducta moral y de que la mitad de las familias paraguayas, no están bien constituidas, en alusión a los hijos que el clérigo-presidente Fernando Lugo desparramò por todo el Paraguay.
“Del corazón del hombre, salen las maldades, como los adulterios, las fornicaciones, los robos, los asesinatos, etc., es una larga enumeración de males que salen del corazón del hombre”, reiteró. Añadió: “y no de cualquier hombre, de mí, de ustedes, de cada uno, diariamente salen cosas que están mal. Nosotros tenemos que aplicar el remedio en la raíz del problema que es nuestro interior”.
Livieres Plano fue el más crítico de los miembros de la jerarquía católica con la candidatura de Fernando Lugo, de quien afirmò que fue hecho a un lado por la iglesia por su inconducta.
ESCANDALOSA DESHONESTIDAD INTELECTUAL
Si algo caracteriza al luguismo, es el escándalo, inclusive cuando se trata de deshonestidad intelectual. No el balde fueron capaces de vender como referente moral a un cura pederasta, involucrado en secuestros y homicidios.
En un ejemplo de antología, la agrónoma y aficionada a la historia legionarista Milda Rivarola intentó hacer pasar gato por liebre, sin ruborizarse, afirmando que un juicio político es lo mismo que un golpe de estado. Desesperados ante el inminente juicio político de su jefe, los luguistas intentan confundir a la opinión pública acusando de golpistas a quienes propugnan el juicio político o impeachment, con el evidente propósito de restarles respaldo popular.
TESTIMONIOS DE INMORALIDAD: BENIGNA LEGUIZAMÓN
Benigna Leguizamón (26), responsable de la segunda demanda por filiación en contra del clérigo-presidente Fernando Lugo, también lo acusó de haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó la denunciante.
La mujer relató que un día, el entonces monseñor Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente. No había cómo escapar de él”, comentó.
VIVIANA CARRILLO
No menos escandaloso es el testimonio de Viviana Carrillo, donde expresaba que su relación con Lugo se había iniciado siendo ella menor de edad.
"Siendo muy joven aún (tenía 16 años), aproximadamente en el 2000; y al tiempo en que realizaba mi preparación para realizar mi confirmación dentro de la religión católica en la cual fui bautizada por mis padres, conocí al Obispo Fernando Lugo en el Departamento de San Pedro de donde soy originaria; cuando vivía en la casa de la señora Edith Lombardo de Vega", señala el escrito.
Continúa explicando que aparte de acompañar a la demanda con fotografías y el certificado de confirmación firmada por el entonces obispo, "desde aquella tierna edad, el demandado me sedujo, y empezamos a tener un relacionamiento amoroso, el cual se inicio porque él se quedaba a dormir en la casa de mi madrina Edith Lombardo de Vega en la localidad de Choré, en cuya casa también vivía yo".
"Todo se inició una vez cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más, el me dijo que sí, que a mí era a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante su acoso, hasta que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre", detalla la demanda.
Explica luego que "poco tiempo después, al sospechar mis padres y mi madrina lo que estaba ocurriendo, todos mis familiares y personas cercanas me dieron la espalda, diciéndome que eligiera vivir en el pecado (por estar con un sacerdote) o que me arrepintiera y me olvidara por completo de lo que había pasado".
La mujer relata luego que el motivo que detonó su demanda fue la desatención en la que Lugo tenía al hijo y expresa que una vez discutiendo sobre el asunto "me dio un golpe en la cara", molesto porque le dijo que al parecer él no quería al niño.
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