sábado, 17 de octubre de 2009

BRUTAL DESPRESTIGIO DE FERNANDO LUGO



Fernando Lugo no tiene hoja de ruta, ni brújula, ni norte. Es indeciso, contradictorio, presionable, e hizo nombramientos como pago de favores. Esto se lee en el libro “¿A dónde va el Paraguay? III”, del ex consejero de Yacyretá Roberto Paredes, presentado por el propio secretario general de la Presidencia, Miguel López Perito.

El material, escrito por el ex asesor presidencial Roberto Paredes, rescata a López Perito como de gestión “positiva”, mientras hunde a todo el resto, sobre todo a Dionisio Borda, a Rafael Filizzola, a la ministra de Salud Esperanza Martínez, al secretario de la SAS Pablino Cáceres, entre otros. Del propio Lugo dice que perdió la brújula. Paredes revela miserias del gobierno del cual fue parte hasta enero último.

El propio Fernando Lugo es considerado como una persona que gobierna sin norte, sin brújula, contradictorio, indeciso y hasta presionable, un hombre que repartió cargos más como “pago de favores políticos y económicos” y que hasta ahora se pasa haciendo “remiendos”.

Borda y “comisarios”

Según Paredes, en este gobierno no ha habido “izquierdización” de la economía, sino “más bien un intento de copamiento del sector por Dionisio Borda”. Acusa al ministro de Hacienda de no haber tenido ni cuadros ni ideas claras ni respetables. Asegura que cuando cambiaron a Heisecke por Rivas y a Enzo Cardozo por Cándido Vera, la situación empeoró porque “en su ambición desenfrenada por controlar el sector, Borda instaló verdaderos ‘comisarios políticos’ ”.

Del ventilador prendido no se salva nadie... Excepto López Perito. Del ministro del interior, Rafael Filizzola, dice que “el resultado fue desastroso”; del ministro de Defensa, Gral. Luis Bareiro, que dio mucho que desear. En Relaciones Exteriores subraya la pálida gestión de Hamed. De Pablino Cáceres refiere solo “magros resultados”, y de Augusto dos Santos (director de SICOM), que es un militante cristiano.

Intelectuales contra Fernando Lugo


Si de algún estamento se ha ganado el obispo-presidente Fernando Lugo una lluvia de críticas, es precisamente de la élite intelectual paraguaya.

Desde las páginas del elitista periódico "El Universitario", el dirigente histórico del Partido Revolucionario Febrerista Juan G. Granada dispara: "El gobierno de Lugo no cultivó una hectárea de mandioca, no hizo caminos porque espera endeudarse para hacerlo; no instaló una sola fábrica con inversiones: en Yacyreta espera vender la energía a 40 años por adelantado; en Itaipú aguarda el plus prometido por Brasil para repartir prebendas, tal como hicieron sus antecesores. Entonces, ¿a qué dedicó el tiempo? A librar una sorda batalla contra los partidos que integran su gobierno".


El ex presidente democrata-cristiano Manuel Andrada Nogués, por su parte opina que "Entre las personas que elige para nuestras relaciones diplomáticas en el nivel de embajadores, muchos de ellos no sirven ni para porteros de embajadas. El escándalo sexual de su candidato a Chile lo tomó en sorna. Siendo presidente pro témpore del Mercosur demostró una vez más aquello de lo que natura non da Salamanca non presta. No hizo absolutamente nada durante su mandato"

"Está cegado -afirma el sociólogo José Luis Simòn-, y para ocultarlo, se maquilla. Se maquilló siendo maestro rural, seminarista, sacerdote, obispo y últimamente ya como presidente de la república".

"Su gobierno no es de centro, ni de derecha ni de izquierda. No tiene rumbo ideológico" afirma categórico Aníbal Saucedo Rodas. Por su parte, Bernardino Cano Radil afirma que Lugo "Todavía no entendió que el camino, el único camino, es fortalecer las instituciones y seleccionar a los mejores para gobernar, no a los más ruidosos".

"Su equipo -afirma Alberto Vargas Peña- fue elegido no por la idoneidad de los convocados, sino entre los ideologizados más inútiles".

"Hace un año prometió atención a los aborígenes, pero sólo agravó la crisis indígena" dice por su parte Sofía L. Insfrán. "Las pobres políticas indigenistas de este gobierno fracasaron. Prueba de ello es que las protestas indígenas, en particular en Asunción, se multiplicaron desde que se inició este período de gobierno".

"Sin dudas, la cuestión de tener una vida oculta detrás de un título de obispo, hizo que despertaran todas las dudas sobre él, sin mencionar las burlas y bromas que no se hicieron esperar" afirma Carlos Franco.

"El proclamado cambio sigue siendo tal, una proclama, y últimamente, ya ni siquiera esto" concluye Daniel Codas.

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