martes, 29 de septiembre de 2009

FERNANDO LUGO, EL SIBARITA


Los creímos austeros y estoicos y resultaron sibaritas
por Chester Swann

Si bien en un principio pensé -erróneamente, lo asumo- que Fernando Armindo Lugo Méndez por ser soltero no arrastraría esa lacra tradicional de tener una primera dama adherida como lapa al erario público. También pensé en su estoicismo y frugalidad, tras su prolongada misión pastoral en el departamento más pobre y también me equivoqué de medio a medio.

Ahora que el clan Lugo está encandilado con los fuegos fatuos de lo mediático y engolosinado con las mieles del poder, se están sacando las máscaras con que disfrazaron sus propósitos en este eterno carnaval político llamado transición. ¡Mea culpa! ¡Mea culpa!

Finalmente me consolé pensando que los colorados lo hubieran hecho peor y que las críticas de la prensa y otros medios podrían ayudar a rectificar rumbos y enderezar brújulas. Pero pareciera que los integrantes de esa tribu new rich se la pasan conspirando contra sí mismos y no escarmientan. Al menos, si de alimentar el chismero mediático se trata, son campeones en eso de meter la pata hasta el cuadril. Y más aún la postiza primera dama, que parece que no se conforma con vino consagrado y trasiega champaña en sus frívolas festicholas onomásticas. ¡Qué nivel, compañeros!

Mas no contenta con el presupuesto pantagrulico asignádole por su generoso hermano-Presidente que es fácil ser generoso con dinero ajeno, doña Meche recurre al tráfico de influencias para redondear su mesada y salir airosa cada fin de mes sin saldo rojo. Es una lástima tener tanta prensa delatora que mosconea a su alrededor y no se pierde sus movidas farandularias. Deben cuidarse más de los paparazzi y walkieteros que bien lo harán.

En fin, cualquiera se equivoca al juzgar al monje por su hábito. Hasta Perogrullo lo sabe, pero es inevitable arrepentirse después de haberse equivocado. Y créanme que lo siento, pero parece que es cierto eso de “si queréis conocer de verdad a un hombre, dadle poder”. El caso es que por lo general es difícil sacarle el poder una vez concedido.

Afortunadamente no tenemos reelecciones en este país de las maravillas, que si no nos quedaremos sometidos a los angurrientos con apetito atrasado que pretenden eternizarse en el mando. Ojalá que no sea este el caso. Es menester reformar nuestra actual Constitución cuyas visibles lagunas están inundando nuestro sistema jurídico con aguas estancadas y malolientes de borrajas e impunidad per sécula seculórum.

Tenía razón Lugo cuando en un rasgo de sincericidio dijo que los parientes son los peores. Ojalá que se elimine para siempre ese eterno problema de nepotismo y enredos familiares en nuestra castigada administración pública. Y, sobre todo, esa anacrónica rémora llamada primera dama.

Chester Swann

Escritor, ex periodista, ex cantautor.

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