FERNANDO LUGO: CIENTOS DE NIÑOS FUERON ABUSADOS
Han sido nueve años de investigación acerca de las denuncias sobre abusos y maltrato infantil contra la iglesia Católica en Irlanda. Las conclusiones son estremecedoras: los abusos sexuales y el maltrato físico y psicológico llegaron a ser "endémicos" en diferentes instituciones de asistencia social regidas por órdenes católicas a partir de finales de la década de 1930, según un informe oficial divulgado este miércoles por una comisión que ha recogido los testimonios de numerosas víctimas.
El informe elaborado por la Comisión de Investigación sobre el abuso infantil, instaurada por el Gobierno irlandés, apunta directamente a la responsabilidad de la jerarquía católica por no hacer lo necesario para evitar y erradicar los abusos.
Así, sus autores estiman que, durante el periodo investigado, de 1914 a nuestros días, "las autoridades religiosas sabían que los abusos sexuales eran un problema persistente en las instituciones religiosas masculinas", dice el documento, que consta de 2.500 páginas.
"Cuando se presentaban evidencias de abuso sexual", denuncian los responsables de la investigación, "la respuesta de las autoridades religiosas era transferir al infractor a otro lugar donde, en muchos casos, estaba libre para cometer abusos nuevamente".
'Fallo sistémico'
"Los testigos relataron los abusos físicos, sexuales y psicológicos sufridos", dice el informe, pero no sólo "fueron ignorados por los adultos religiosos y seglares a quienes estaba encomendado su cuidado", sino que "el abandono y el abuso psicológico fue descrito como endémico en las instituciones, en las que hubo un fallo sistémico a la hora de proporcionar seguridad y bienestar a los niños".
En el apartado de abusos sexuales, se cita los actos de "violación vaginal y anal, tocamientos y voyeurismo, tanto de forma aislada como de forma continuada sobre largos periodos".
En algunos casos, "los testigos indicaron que se tomó medidas para proteger" a las víctimas tras la presentación de quejas, aunque "en otras instancias las quejas fueron ignoradas, los testigos castigados, o se presionó al niño y a su familia para que desmintieran las quejas o guardaran silencio".
Algunos de los que colaboraron en la investigación dijeron que "la vergüenza, el poder del autor de los abusos, la cultura de secretismo, el aislamiento y el miedo a los castigos físicos les impidieron revelar los abusos".
"Los niños vivían con el terror diario de no saber de dónde vendría el siguiente golpe", añade el informe.
Un millar de testimonios
En total, según se explica en el informe, el Comité Confidencial de la Comisión recogió el testimonio de 1.090 testigos presenciales o víctimas directas de abusos cometidos en el periodo que va de 1914 a 2000. Las denuncias están referidas a "216 escuelas y residencias de distinto tipo".
En esa gama de instituciones figuran "escuelas de integración y reformatorios, hogares de acogida para menores, hospitales y escuelas de educación primaria y secundaria, lavanderías y hostales".
Cerca de 400 testigos consultados vivían fuera de Irlanda, y de ellos 328 acudieron a su país de origen para prestar testimonio sobre los abusos sufridos.
Más de la mitad de los testigos que fueron internados en centros de acogida durante etapas sustanciales de su infancia fueron ingresados con edades inferiores a los cinco años y su estancia media en las instituciones fue de nueve años.
Una investigación surgida en 1999
El citado equipo de investigación, también conocido como Comisión Ryan, recoge la herencia de la llamada Comisión Laffoy, creada en 1999, que hizo, ese mismo año, una serie de recomendaciones al Gobierno sobre la necesidad de indagar en profundidad las sospechas de abusos a gran escala en determinadas instituciones católicas.
La luz verde oficial vino con la aprobación por el Parlamento irlandés, en abril de 2000, de una ley con el nombre de la citada comisión, que instaba a "escuchar a las víctimas de abuso infantil que quieran relatar sus experiencias"; a "investigar a fondo todas las denuncias, salvo que la víctima no lo desee", y a "presentar al público en general un informe con sus averiguaciones".
Una de las centenares de víctimas e John Kelly, coordinador de la organización Supervivientes del Maltrato Infantil (SOCA). Para Kelly, muchos de los orfanatos e instituciones similares regidos por religiosos y seglares sujetos a la autoridad de la Iglesia Católica "no eran hogares de acogida" verdaderos.
Es más, según Kelly, funcionaron durante décadas como "auténticos 'gulags'" donde los niños vulnerables fueron tratados "como esclavos" y estuvieron expuestos a abusos sexuales.
Sin reparación
A pesar de todo lo descrito, ningún abusador será acusado como resultado del informe. Por ello, Kelly dijo que no podía haber un cierre de la investigación sin perseguir a los responsables.
"He recibido llamadas todo el día de ex residentes, sienten que sus heridas han sido reabiertas por nada", dijo a Reuters. "El primer ministro les había prometido justicia en 1999 y se sienten estafados. Esperaban que los acusados fueran llevados a juicio", añadió
No hay comentarios:
Publicar un comentario