Un aspirante opositor a la presidencia del Paraguay aseguró ayer que las comunidades nativas “sufren las mismas necesidades que hace 50 años”
El escritor Robert Bolt narró en su historia La Mision, hechos verídicos sobre las guerras guaraníticas, que los Jesuitas y los indígenas guaraníes libraron contra los Bandeirantes, al servicio del imperio portugués.
La orden de la Compañía de Jesús evangelizó y educó a los indios guaraníes, construyendo civilizadas comunidades, durante 100 años, que hoy ocupan territorios de Paraguay, sur del Brasil y parte de Argentina, pero luego fueron expulsados por presión del Imperio portugués, en 1767, quien codiciaba los ricos territorios ocupados por estos, y que el Imperio Español les había cedido por el Tratado de Madrid en 1750. En el contubernio no estuvieron ausentes las ambiciones del marqués de Pombal, la masonería y los tentáculos del mismo Vaticano.
Las Misiones Jesuíticas fueron literalmente borradas del mapa y sus habitantes asesinados y deportados como esclavos al Brasil. Los Jesuitas nunca pudieron volver al territorio donde habían construido un imperio basado en un modo de producción que mucho tenía de comunista.
La actual situación de los nativos del Paraguay no está muy distante de la padecida al final de la narración de Bolt, quien supo describir en su guión cómo los mismos hombres que predicaban la infinita misericordia de Dios podían también enseñar cuán breve era la misericordia de los hombres.
Promesas barridas como hojas secas
Un aspirante opositor a la presidencia del Paraguay aseguró ayer que las comunidades nativas “sufren las mismas necesidades que hace 50 años”, y criticó al gobierno de Fernando Lugo porque en su campaña electoral “los nativos ocuparon un lugar importante en su discurso”, pero “la realidad es muy diferente”. El ex predicador realizó una gira por el departamento de Boquerón, donde visitó a varias comunidades indígenas, en el marco del proselitismo político que ya inició de cara a su candidatura presidencial.
Durante su recorrido por uno de los pueblos indígenas, el político Arnoldo Wiens aseguró que “la situación de los nativos es una prioridad dentro de la agenda de gobierno de Valor Republicano”, y explicó que “con los mismos caciques, analizamos soluciones reales para las comunidades que tienen los oídos cargados de falsas promesas y proyectos”.
Wiens denunció que los indígenas “sufren muchas necesidades”, de las cuales, las más urgentes son la falta de agua potable y su incomunicación por la ausencia de caminos de todo tiempo.
Paralelamente, la prensa se hace eco de que unas 20 familias de la parcialidad Pãi Tavyterã, que desde hace tres años viven en la comunidad Yby Poty, de San Pedro de Ycuamandyyú, denuncian que sus reclamos no son atendidos por el Gobierno. Además de rubros para docentes de la escuela que funciona en precarias condiciones, carecen de luz eléctrica y otros servicios básicos, a pesar de las enormes sumas que reciben las ONG que acompañan a Lugo en el gobierno. Las vías de acceso, por su parte, están intransitables.
El cura Fernando Lugo, el día que asumió el cargo, prometió que los indígenas serían prioridad en su gobierno. Sin embargo, pese a ser conocedor de la realidad de los nativos del segundo departamento y a los reiterados reclamos para mejorar sus condiciones de vida, se desentendió de ellos, tras engañarlos con sus mentiras.
Ya García Marquez advirtió en El Otoño del Patriarca que la mentira muchas veces es más cómoda que la duda y más perdurable que el amor.
Tráfico de Influencias Viento en Popa
Dijo Thomas Macaulay que la prueba suprema de virtud consiste en poseer un poder ilimitado sin abusar de él, algo que evidentemente, es mucho pedir para unos oportunistas llenos de angurria como el séquito de cortesanos que rodea al cura Fernando Lugo.
En ese contexto, el cura Fernando Lugo designó esta semana Sergio Escobar Amarilla, ex director de la planta alcoholera de Mauricio José Troche, como nuevo presidente de Petropar, aceptando la renuncia de Juan Alberto González Meyer, cambio esperado desde hace unas semanas. En un hecho inédito en la historia política paraguaya, una ola de renuncias sacudió recientemente al gobierno arzobispal, ante la pérdida de apoyo político de importantes sectores, que consideran más prudente prepararse para las elecciones del 2013 que seguir acompañando una gestión sin futuro político.
El cambio se dio en el marco del debilitamiento de la presencia del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), y el crecimiento del grupo de cortesanos del cura dentro del Gobierno. Según publica el diario La Nación, el cupo correspondería a Marcos Fariña, abogado que fraguó la adulteración de pruebas de ADN para eludir las responsabilidades de Lugo con sus hijos y Hortensia Morán, según las dudas expresadas por la justicia paraguaya.
Desde el inicio de su gobierno, Lugo ha interpretado los cargos como regalos para sus amigos, parientes, amantes y adulones, y otro tanto han hecho sus principales colaboradores. Su secretario Miguel Ángel López Perito se llevó las palmas ubicando en cargos públicos a diez hermanos de una de sus amantes ocasionales.
Gobierno frustrado por su propio fracaso
Dijo Henry Ford que el fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia, pero el gobierno del cura Fernando Lugo ya no tendrá una segunda chance.
Fuentes opositoras señalaron esta semana que Lugo se encuentra frustrado por su propio fracaso, y eso explica las críticas contra los partidos políticos, sin cuya existencia tampoco existe democracia. “Está frustrado por el fracaso de su proyecto reeleccionista que se va desdibujando”, advierten.
Desde el inicio de su mandato, Lugo ha buscado destruir a los partidos políticos, intentando reemplazarlos por la potenciación desde el Estado de minorías violentas y fanáticas.
La postura adoptada por los partidos Patria Querida, UNACE, PLRA y Partido Colorado, de oponerse firmemente a la reelección, determina en gran medida el fracaso de ese proyecto.
Ahogar al mentiroso
Si Lugo hubiera tenido la misma habilidad para gobernar que para crear enconos con su parlamento, hubiera realizado una gestión magnífica. Desgraciadamente, el cura se ha pasado sembrando lo más difícil de olvidar entre quienes deben aprobar los proyectos de su gobierno.
La relación del cura presidente Fernando Lugo con la oposición se torna cada día más complicada, al punto que ahora importantes legisladores piden "ahogar" a su gobierno, como si no fuera suficiente con el naufragio de sus mentiras.
“Soy del criterio de que nuestra chance, de nuestro retorno al poder en el 2013, por mayoría popular depende y va a seguir dependiendo en gran medida de una clara posición antagónica al proyecto de copamiento del poder de (Fernando) Lugo”, declaró a los medios el senador opositor Juan Carlos Galaverna.
“Yo no voy a acompañar nada que le dé oxígeno a (Fernando) Lugo, fuera de lo estrictamente necesario de votar a favor de proyectos del Ejecutivo que beneficien a la ciudadanía" señaló también el legislador.
Los fuertes roces entre el parlamento y el cura se deben a la pretensión de éste último de promover su reelección inconstitucional, a través de una enmienda prohibida expresamente en temas electorales.
La misma opinión comparten la mayoría de los parlamentarios, quienes han levantado barricadas contra el minoritario grupo de insaciables cortesanos escudados bajo la sotana de su líder, quienes no hacen otra cosa que soliviantar ánimos de oposición y abroquelarla todo el tiempo.
Es que no sin acierto advertía Jacinto Benavente que más se unen los hombres para compartir un mismo odio que un mismo amor. LAW
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