http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=16807
Por Luís Agüero Wagner.
http://luisaguerowagner.blogspot.com/2009/07/links.html
Se ha dicho que la guerra es una masacre de gente que no se conoce para provecho de gente conocida pero que no participa de la masacre, y precisamente de eso se trata la guerra de la tinta desatada entre Bolivia y Paraguay.
Un fantasma agita a la opinión pública paraguaya desde la prensa que responde al gobierno de Fernando Lugo, y se trata del armamentismo boliviano.
El mismo canciller Héctor Lacognata advirtió el fin de semana que Paraguay no tiene otra alternativa que subirse al carro del armamentismo y prepararse para la guerra, según el vocero oficioso del luguismo, el diario ABC color.
El mismo comandante de la Armada paraguaya, contraalmirante Claudelino Recalde, reclamó esta semana en un acto oficial el fortalecimiento de la marina para proteger las fronteras fluviales y recursos acuíferos del país. La Armada paraguaya dispone de 72 destacamentos navales a lo largo de los ríos, aunque todas con precario equipamiento y dotación de hombres, según analistas militares.
Además de los grandes ríos Paraná y Paraguay, y numerosos ríos interiores, el Paraguay también comparte con otros países limítrofes el Acuífero Guaraní, uno de los más grandes del mundo. "Fuertes intereses impostergables señalan la necesidad de fortalecer a la Armada paraguaya para que disponga de un poder naval capaz de respaldar y brindar seguridad a los mismos", dijo el comandante de la marina paraugaya, refiriéndose a esos recursos hídricos.
En 1935, Paraguay derrotó militarmente a Bolivia en una guerra por la posesión del Chaco Boreal, desarrollada en el escenario de una disputa inter-petrolera entre la Shell y la Standard Oil,. La victoria paraguaya en los campos de batalla acabaría deshecha en la paz.
Un comité formado por los delegados Braden, Ruiz Moreno y Barreda Laos (de Estados Unidos, Argentina y Perú respectivamente), empezaron a elaborar un tratado secreto que, según ellos, proveería tanto a Paraguay como a Bolivia, mutua satisfacción. En realidad hoy sabemos que el tratado preservaba para Bolivia –pero sobre todo- para la empresa petrolera Standard Oil unos 38 mil kilómetros cuadrados de ubérrimo territorio petrolífero en poder de los paraguayos. La mesa de negociaciones estaría presidida por el agente de la empresa petrolera de los Rockefeller, Spruille Braden, cuyas actividades en países como Cuba, Argentina, Guatemala o Chile nunca estuvieron desvinculadas de la política interna y los golpes de estado.
LA PRENSA DE LUGO Y LAS FALSAS BANDERAS NACIONALISTAS
Mientras la prensa vinculada a los intereses transnacionales, como lo que respaldó la campaña de Fernando Lugo, agita falsas banderas nacionalistas y promueve la colonización económica y cultural del Paraguay, la recaudación de impuestos bajó a su quinta parte desde la llegada al gobierno del clérigo Fernando Lugo. Evidentemente, el improvisado inquilino de la sede de gobierno paraguaya tenía muchos favores que devolver a amigos evasores, dueños de medios y financistas de su campaña, que hoy se muestran reacios a cumplir con sus obligaciones impositivas.
El hecho ha derivado en un intensivo endeudamiento para que el estado pueda cumplir con sus compromisos.
La fuerte dependencia del obispo hacia la prensa mediática se manifiesta de muchas maneras, aunque pretendan pasar inadvertidas. Una de las cotidianas humillaciones que estos medios le infligen a Lugo es forzarle a proclamarse periódica y públicamente partidario de la “libertad de expresión”. Esta aunque sólo para los empresarios de los medios como el propietario de ABC color, Aldo Zucolillo, obviamente, y el pequeño grupo de privilegiados propietarios de radios y medios que se forjó a la sombra de la dictadura neo-nazi de Stroessner.
IDEÓLOGO DERECHISTA PARA EL GOBIERNO LUGUISTA
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A juzgar por la opinión que expresa en grandes titulares en primera plana, la contextualización de noticias, en matiz y énfasis que proporciona a ciertos temas, el lector puede llegar a pensar que el director de ABC color realmente se indigna ante los delitos, y es verdad. El delito ajeno le molesta, especialmente si se trata de algún competidor en negocios que le supera en ganancias, o de un ente estatal que no le paga publicidad oficial.
El mismo doble discurso manifiesta cuando se refiere a su otrora gran benefactor, el régimen de Stroessner, al que tuvo la “valentía” de enfrentar en sus últimos meses luego de décadas de adulación y sólo a instancias del departamento de estado norteamericano, que le proveyó protección y literalmente le empapeló de dólares por sus servicios.
La visión de ABC color sobre las dictaduras varió con respecto a Stroessner, pero se mantuvo invariable con respecto a Fidel Castro y Augusto Pinochet, dado que sigue vilipendiando sin pausa al líder de la revolución cubana las veces que tiene oportunidad, y alabando y defendiendo al dictador chileno cuando es detenido algún déspota vinculado a su régimen.
La visión histórica nacional de Zucolillo, expresada a través de sus empleados en las páginas de su diario, es acorde a la de sus amigos y compañeros propietarios de medios reunidos en la SIP.
En materia económica, el director de ABC color es un gran admirador de Martínez de Hoz, a cuyos discípulos promovió como columnistas estrellas en su diario, así como idolatra a sus herederos neoliberales que acapararon los consejos económicos en tiempos de Carlos Menem. También es un devoto admirador de la cultura norteamericana, y eterno propagandista de las versiones propaladas por el exilio cubano en Miami.
Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo y Andrés Oppenheimer son sus principales referentes para exponer la realidad latinoamericana, y los enemigos del presidente George W. Bush en cualquier parte del mundo, inmediatamente son asimilados como enemigos de ABC color y presentados ante sus lectores como enemigos del Paraguay y de toda la humanidad, sin escatimar recursos propagandísticos.
La satanización de Fidel Castro y de Hugo Chávez y los ataques a la integración latinoamericana, así como la glorificación de la “guerra al terrorismo” de la ultraderecha de Washington son el eje alrededor del cual giran todas las noticias internacionales que difunde el diario de Zucolillo.
En materia nacional, todas las versiones que difunde y que obliga a repetir a los periodistas radiales a quienes apoya con auspicios, convergen en un enfoque neoliberal en materia económica, derechista en preferencias políticas y antinacional en perspectivas históricas y de proyección al futuro.
Curiosamente, este esquemático subproducto de la propaganda imperialista y el pensamiento retardatario, en apariencia dio un giro de 180 grados al promocionar a un supuesto teólogo de la liberación izquierdista.
Pero la impresión es apenas un espejismo. Para prodigar apoyo a su gobierno, Zucolillo conminó al obispo Fernando Lugo a revisar sus discursos sobre Hugo Chávez, Bolivia, Ecuador, Cuba y las bases militares de Estados Unidos en Colombia. En materia económica, le obligó a desenterrar a un fracasado agente del Fondo Monetario Internacional.
Ahora sólo le falta escribirle al obispo libertino un libreto ensalzando la figura de Bartolomé Mitre, como libertador y héroe nacional del Paraguay.
Y con respecto a la guerra con Bolivia, no sería extraño que aproveche para volver a comerciar azúcar con el enemigo, como lo hicieran sus ancestros en la década iniciada en 1930
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