lunes, 29 de junio de 2009

FERNANDO LUGO: EL INCESTO, ABERRACION SEXUAL FRECUENTE

FERNANDO LUGO: EL INCESTO, ABERRACION SEXUAL FRECUENTE

En cualquier parte del país se pueden hacer este tipo de denuncias de violencia y abuso sexual a la línea única del niño 106, igualmente en las sedes del Icbf o en las comisarías de familia.

Las pocas estadísticas que existen apuntan a que este tipo de abuso se presenta de manera frecuente en las familias de esta región, como una práctica consentida.

Los Gómez* son una familia de El Santuario que hace más de tres décadas mantiene una costumbre tan común en el oriente antioqueño que casi se ha convertido en una tradición: el incesto.

Por generaciones, hermanas, madres, abuelas, tías y, ahora sobrinas de este núcleo familiar, han soportado en silencio el abuso sexual de los hombres que conviven a su lado.

A sus 34 años, Inés, la hermana del medio, recuerda que cuando tenía 5, vio cómo su padre enamoraba a su hermana de 12 y aprendió a callar. Cuando llegó su turno también guardó silencio y se hizo partícipe del incesto, ese secreto a voces que comparten muchas otras familias de la subregión.

Según Guillermo García, director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) en Antioquia, el oriente del departamento es la subregión que presenta más incestos, aunque no existe una estadística oficial.

"En lo que va del año han llegado 82 menores con esta problemática a la fundación Lucerito, encargada del tratamiento terapéutico y casi todos son del oriente", dijo.

Aun así, el subregistro hace que cualquier estadística resulte engañosa.

"El elemento familiar hace muy complicado el tema y la gente no denuncia", dice Nelson Camelo, director seccional de Fiscalías de Antioquia.

Según él, no es ninguna sorpresa que desde el 2007 sólo se hayan judicializado 10 delitos de este tipo en el departamento, siete de ellos en el oriente.

Eso fue lo que sucedió con los Gómez. Inés nunca dijo nada porque su papá la amenazaba y entre las abuelas y la madre se encargaron de mantener la situación controlada por evitar el escarnio público.

"Esas son cosas de hombres que no deben salir de la casa. Yo me quedé calladita y nada pasó; mis hijas quedaron bien casaditas", era lo que decía su abuela paterna a su mamá, según Inés.

Inés odiaba a su padre y sentía asco siempre que se le acercaba. Hoy, dice que ya lo perdonó, pero será muy difícil olvidar lo que perdió por su culpa: su inocencia, su niñez, su primer amor y su hermana Luisa, que no soportó más la situación y se suicidó a los 21.

Quiso seguir con hermanas

Recuerda que con Luisa todo era diferente. "Los dos se amaban". Ella fue la primera hija de la familia y, desde muy pequeña, su padre empezó a cortejarla. En medio de su ingenuidad, cedió desde el principio. Por eso, cuando en algún momento de su adolescencia descubrió que esa relación no era normal y se había convertido en la amante de su papá, ya no podía evitar lo que sentía.

"Papá le decía que el hogar estaba en sus manos", acota Inés. Por eso la relación continuó hasta que el secreto se reveló. La abuela materna fue la primera en hablar del asunto. Él lo negó, pero ella confesó su "vergüenza".

Los dos prometieron no volver a estar juntos y fueron a la iglesia. El sacerdote les pidió prudencia y todo siguió igual hasta que Luisa decidió terminar con todo.

Después, Inés fue la elegida por su padre para remplazar a Luisa, pero ella no aceptó y se fue de la casa.

Sin embargo, aún quedaba una mujer, Claudia, la menor, y cuando llegó a la adolescencia se dio cuenta de las pretensiones de su padre, con la diferencia de que ella no calló, lo denunció, pero no logró más de 3 meses de cárcel para él.

"Es muy común en este tipo de casos que haya falta de pruebas porque son cosas que ocurren en la clandestinidad, aprovechándose de la relación de subordinación de los hijos hacía los padres", explicó Juan Carlos Amaya, especialista en derecho penal.

A Claudia no le quedó de otra que irse a otra ciudad creyendo escapar de ese sino de las mujeres de su familia. Sólo que empezó a vivir con su hermano mayor y la historia se repitió.

Pese a ser un tema del que se trata en voz baja, hasta septiembre del año pasado, el Instituto Nacional de Medicina Legal se realizaron 11.732 dictámenes por presunto delito sexual en Colombia.

Las hermanas Gómez nunca hablan del tema, y seguramente nunca lo hagan. Lo único que quieren ahora es que la historia deje de repetirse y no sólo en su familia. "Yo les diría a todas esas niñas que denuncien y no tengan miedo", dice Inés.

*Nombres cambiados por petición de las fuentes.

Influyen tendencias patriarcales en la zona:expertos

Los expertos aún no tienen una explicación de este comportamiento, pero el machismo y las tendencias patriarcales de la zona dan luces sobre la frecuencia de estos casos en el oriente antioqueño.

"Es una forma de perpetuar el poder. La utilización del falo demuestra su virilidad y el lugar donde se puede utilizar sin restricciones es su casa", dice Marta Cerón, investigadora criminalística del CTI.

Las consecuencias físicas y psicológicas en las víctimas "van desde timidez y dificultades en sus relaciones personales, hasta comportamientos anormales en su vida sexual adulta y el punto máximo que es el suicidio", anota la trabajadora social Blasina Hurtado, del Icbf.

Lo peor es que el incesto es una de las modalidades de abuso sexual más común y representa el 80 por ciento de los delitos sexuales.

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